Aquí, en el infinito, el agua está helada si tú no estás conmigo. Las campanas azules me desarman y yo no paro de llorar. Te echo de menos y no sé dónde he dejado mi mente. Contigo. Siempre contigo. Echo de menos a tu cafetera y como me preparabas una taza más de café. En esas noches, cara a cara, tanto podíamos montar una revolución, como podíamos dejar que se escapara algún susurro.
Por la noche, te pienso y sólo espero el nuevo nacimiento de otro día soleado para volver a verte, para volver asentirte. Dirás que los chicos no lloran, sólo los ríos. Dirás que los soldados son fuertes, que... pero yo no soy un robot. Las noches se hacen interminables sin ti, tú eres la catástrofe y la cura. Sin ti estoy perdida, sin ti me siento enferma.
No me detengas ahora, disfruta este silencio secreto, nadie puede vernos. Por ti compraría 99 globos rojos y, como si fuésemos dos pájaros, volaríamos, así que no estés gris.
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