miércoles, 12 de septiembre de 2012

Rostros ficticios



Rostros ficticios que nos golpean una y otra vez. Caras de plástico con retoques de unos y ceros. Belleza incorpórea de estrellas difusas. Ya no hay firmamento en el que proyectar nuestros deseos. Todo se termina o vuelve a empezar. Dicen que la belleza no es sincera. Muñecas de silicona. Tintes a tutiplé. Lentillas de mil colores, pestañas postizas, narices operadas y mucho, mucho photoshop. Nos creamos después de creados. Inspiramos y somos inspirados,... o aspiradoras, no lo recuerdo bien. Queremos ser el número uno, la belleza más arrebatadora y no somos más que cartón con mucho maquillaje. Nuestros poros se colapsan y gritan de agonía porque se asfixian. Se mueren. Y todavía seguimos modificándonos. La piel blanca a pasado a segundo plano y ahora todos pagamos por maltratar la piel. Tatuajes, miles de agujeros, cadenas entre las venas. Uñas extralargas y piernas operadas. Lunares que ha dejado de existir. Láser, quirófano, extensiones.
Una pena no ser más guapo.

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