viernes, 14 de septiembre de 2012

en Sepia




Cristaleras que reflejan pasiones oscuras, secretas. Turbias miradas que empañan los cristales de los sinnombre.
Mañanas oscuras, más oscuras noches. Profundos pensamientos encerrados, cautivos, prisioneros de sus propios dragones. No hay música, no hay melodía; sólo un lento compás, pero a lo lejos. Muy lejos. Más lejos.
Pasados, mañanas, sueños y acantilados.
Y la lluvia.

Te estás mojando, tu mente se está empapando. Se ahoga entre el gentío. Demasiada agua, demasiado frío. Ya no bucea, el ancla que la ataba a la realidad ahora la sumerge para que more entre sirenas y peces muertos. Todo es gris. Todo descolorido.


La luz se apaga, ya no hay más agua, sólo agua queda ya. Entre tú y tus pensamientos se abre un vacío. La conexión ha desaparecido y la muerte o la muerta te lleva consigo. Tu cuerpo se hunde en el frío desierto del océano en silencio. Ya ni el compás de acompaña, te ha dejado por un desconocido.
¡ qué desaparezca la luz del rocío !


[...]


Pero finalmente las alas vuelvan a ella, se eleva, se eleva y vuelve a ti. Respira. Respiras.
La luz se abre de nuevo en tu vida.

¡ Despierta !

No hay comentarios:

Publicar un comentario