lunes, 26 de noviembre de 2012

Nunca lo olvides, Lincoln




[...] Lincoln, tranquilo. Aunque ahora las cosas no parecen muy esperanzadoras, superaremos esto. Somos tú y yo. Somos nuestra isla. Y, como siempre te he susurrado, en nuestra isla ellos no existen. Lincoln, no llores, no llores. Estoy aquí. Todo saldrá bien. Ya hemos estado peor y hemos podido con ello. Lo volveremos a hacer, podremos con esto. Podremos, juntos. Yo soy fuerte, ya lo sabes. Soy una luchadora. Como te dije a los pocos días de conocernos, yo soy un fénix. No llores, por favor, todo saldrá bien. Pronto resurgiré de mis cenizas. Pronto. No te preocupes. Estamos juntos, siempre estaremos juntos. Te quiero más de lo que nunca he querido a nadie y siempre estaré a tu lado. Siempre te querré. Lincoln, no llores, pronto recuperaré mi energía y podremos volver a estar bien. Tranquilo, Lincoln, todo saldrá bien.

Nunca olvides que te amo con todo mi corazón,


Rosemary


Con manos temblorosas, Lincoln Walsh sostuvo la carta de Rosemary y la besó. Mientras cerraba los ojos y las lágrimas se deslizaban por sus ojeras y por sus mejillas, besó la carta que Rosemary le había escrito antes de morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario