jueves, 6 de septiembre de 2012

Estaba hecho


Todavía recordaba aquella noche. Todo había sucedido muy rápido. Ahora, siempre que esa noche me venía a la mente, todo sucedía a cámara lenta. Era extraño. Después de aquello, al día siguiente, casi no recordaba nada de lo sucedido, pero ahora... ahora creo que podría decir el número exacto de azulejos que había en ese asqueroso baño del metro donde sucedió todo. Pero no me voy a poner sentimental.

El caso es que todo estaba hecho y no se podía poner la marcha atrás y deshacer lo hecho, el vehículo de mi vida nunca ha funcionado muy bien, siempre se me cala en los momentos importantes. Un asco, vaya. Pero estaba hecho. Hecho y terminado. Y realmente terminado para ellos, joder. Esa noche se me fue demasiado la cabeza.

Yo le había dicho a mi jefe que esa noche estaba indispuesto, en serio, pero él, para variar, pasó de mí. Ese viejo capullo siempre suda de mí. Gordo seboso. Viejo asqueroso. Quizá si no me hubiese presentado ese día en el trabajo todo lo que sucedió las quince horas después no hubiese sucedido y si esas quince horas malditas no hubiesen sucedido tal y como lo hicieron, yo sería ahora una persona completamente diferente.

Pero estaba hecho.

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