viernes, 19 de octubre de 2012

Una historia supernatural



Mientras corría no miraba atrás. Había visto demasiadas películas de monstruos para saber que mirar hacia atrás nunca conllevaba nada bueno. Salió del salón principial de la casa golpeando la manilla con fuerza y giró por el pasillo a oscuras, iluminando con su literna a duras penas. Su respiración se aceleró cuando la cerradura de la puerta que llevaba al sótano se le resistió unos segundos, notaba aquella presencia oscura pegada a sus talones, no podía demorarse más.

Cuando la puerta finalmente cedió, bajó los escalones de dos en dos y maldijo por lo bajo cuando trastablilló y terminó de descender los últimos cinco peldaños rodando, menudo escándalo estaba haciendo. Cuando su cara golpeó con el suelo del sótano, aspiró polvo y suciedad. Tosió varias veces mientras se levantaba y recogía la linterna con rapidez. Se alejó de las escaleras poco a poco, mientras trataba de normalizar su respiración, en aquel momento no le convenía hacer ruido. La criatura pronto llegaría hasta ella y sólo tendría una oportunidad.

Intentó encontrar su mochila en la semioscuridad pero no lo consiguió. Pensó en el magnífico cuchillo que había dejado dos pisos más arriba, cuando aquel extraño ser había saltado sobre ella desde las sombras, derribándola. Había faltado muy poco para que de un golpe la hubiese dejado sin cara. Pero ahora no tenía tiempo de lamentarse, ya escuchaba la respiración jadeante del monstruo; se estaba acercando a ella. Era ahora o nunca.

Dirigió su mirada por toda la estancia intentando encontrar algún tipo de arma con la cual defenderse. Sin apenas moverse, aquel ser ya había bajado las escaleras, cogió un bate de beisbol que había cerca de una caja llena de balones y pompones de animadora. Con la espalda contra las puertas de un armario se preparó. Apagó la literna, cuya luz estaba ahogada entre sus manos y la dejó en el suelo, a sus pies. Se pasó la mano por la frente y se apartó el pelo de la cara. Aspiró profundamente mientras sujetaba el bate con ambas manos, el momento había llegado.

Conteniendo la respiración, cuando el momento llegó, golpeó hacia la izquierda con fuerza. De la inercia casi se le cae el bate de las manos. Allí no había nada, había golpeada al aire. ¿Cómo? Ella había escuchado atentamente, la criatura se había movido entre jadeos hasta donde ella estaba, había esperando el momento. Había dejado que se acercase lo suficiente como para no errar el golpe. No entendía nada, ¿dónde se había metido?

Con un ruido brutal de madera rota algo surgió a su espalda, golpeándola con fuerza. Notó un dolor horrible que la dejó unos momentos sin respiración, la había alcanzado en todo el costado izquierdo y la había tirado al suelo. Aquel ser había surgido del armario y la había derribado. Se le escapó un grito cuando sintió como unas garras agarraban su tobillo derecho, la criatura trataba de arrastrarla hacia sí. Tras varios pataleos, consiguió asestarle una patada lo suficientemente fuerte como para que aquel depredador la soltase. Se levantó como pudo y corrió intentando esconderse. Se apoyó contra la pared jadeando, intentando aclararse la mente. Necesitaba un plan B.

Aquella criatura soltó un rugido atronador. Ella intentó controlarse, tuvo que apretar los puños con fuerza para que sus manos dejasen de temblar. Aquel ser estaba enfadado y ella no tenía armas, ningún tipo de defensa. Estaba perdida.

Se deslizó como pudo, siempre con la pared a su espalda ya que no volvería a repetir el descuido de antes, y consiguió asir un paraguas de aspecto resistente. Genial, pensó apesadumbrada.Agudizó el oído, la oscuridad en aquella zona era prácticamente total, y esperó. Segundos después aquella criatura soltó otro rugido y la escuchó correr; correr hacia ella. La había descubierto.

Mientras levantaba el paraguas, sujetado con ambas manos, de forma horizontal, la criatura rugió y golpeó. Ella cerró los ojos. Segundos antes de la colisión, notó como algo se ponía frente a ella, algo surgido de la oscuridad. El dolor, que no llegó, fue sustituido por una leve sacudida y un gruñido cerca de su cara.

- Tranquila. - susurró cerca de su cuello el desconocido que se había interpuesto entre ella y aquel ser . - Estás a salvo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario