Tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac.
Sus pies se movían con una cadencia frenética. Tic, tac, tic, tac.
- Lucy, recuerda...
Ahora iban cogidos de la mano. A él le dolía los huesos; a ella, el corazón. La niebla los observaba desde las esquinas. El bosque estaba ruidosamente en silencio. Tic, tac, tic, tac, tic, tac. La humedad del ambientemordía la hierba que los separaba del semiembarrado camino. Apenas se veía más allá de su locura, el anochecer se había muerto hacía rato.
Él se movía deprisa, avanzaba delante, decidido. Como siempre. Como él. Él. Ella se dejaba flotar tras sus pasos, indecisa, soñadora. Como siempre. Como ella. Ella.
Tic, tac, tic, tac, tic, tac.
- Ya no hay tiempo para preguntas de lujuria.
Si no fuese porque ya no había marcha atrás, ninguno de los dos habría seguido avanzando. Una vez se había tocado fondo, el fondo del estanque del que habían conseguido salir a duras penas, ya no había marcha atrás. El camino de flores muertas y viento gélido era sólo de ida. Tic, tac, tic, tac, tic, tac.
Sus ropas se pegaban más a sus cuerpos. Él seguía avanzado. Ella se seguía dejando llevar.
- Como un huracán.
Su destino estaba ahí, ya habían llegado. Él apretó la mano de ella. Tic, tac, tic, tac, tic, tac. Ambos suspiraron a la vez.
- El Funeral de los Corazones.
Juntos abrieron la puerta.
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