lunes, 15 de octubre de 2012

Capítulo perdido



Avanzó por la calle iluminada por viejas farolas. El suelo estaba mojado, había llovido esa tarde, mientras él dormía. Bajó los peldaños de la escaleras de piedra. Llegó a la fuente. El aspecto que proyectaba era lúgubre, sombrío. La fuente que por el día parecía digna de algún paisaje bucólico, a la luz artificial de la noche parecía más bien sacada del mismo infierno. De Pandemoniun, lugar al que él se dirigía. Su largo abrigo desabrochado ondeaba tras él; sus pasos eran rápidos, exactos. Su mano, intranquila, de vez en cuando encendía un mechero que no tenía tiempo de hacer asomar su pequeña llama antes de que esta se viese asesinada por el viento de la noche.

Su mentón se alzó en un gesto casi involuntario, miró la luna. Ahí estaba, colgada de los hilos de la noche. Redonda. Inmensa.

- Maldita prostituta.

Un fuego oscuro ardió en sus ojos mientras contemplaba la luna. Negó con la cabeza mientras apuraba el paso. Muy pronto llegaría y una vez allí ya pensaría que hacer.

- Si es que llego a tiempo...


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