martes, 23 de octubre de 2012

Lo tenía claro



[...] Entonces lo oyó, eran sollozos.

Su corazón comenzó a latir con mucha intensidad, se sentía mareado y débil. Esos sonidos estaban evocando en él recuerdos horribles. Se sintió destrozado, como si acabasen de arrancarle el corazón a mordiscos. Si era un zetaquien estaba llorando con tanto dolor, con tanto sentimiento, Lincoln Walsh lo tenía claro: conseguiría una pistola y se volaría la tapa de los sesos, no podría soportarlo. [...]

No hay comentarios:

Publicar un comentario