jueves, 15 de noviembre de 2012

Personas, tiritas, palabras




- ¿Vainilla?


En ese momento me quedé prendada de las avellanas que tenías por ojos y detuve el tiempo a mí alrededor.Suspiré sin que te dieras cuenta.

En varias ocasiones me habías hablado sobre las personas rotas y sobre las tiritas. En algunas de nuestras muchas conversaciones mencionaste como muchas veces las personas se rompen... o son rotas por otras personas. Tú me hablabas del sentimiento de desconsuelo que acompaña a un final trágico de sentimientos que fueron, en algún momento, azules. Yo, que no estaba acostumbrada a sentir, sólo escuchaba. Yo sólo te escuchaba. Tú me contabas como lo único que le quedaba a esa persona rota era encontrar a otra que la pudiese reparar, que la pudiese volver a soldar; lo único que le quedaba a esa persona era encontrar una tirita.

Yo, al principio, no reparé en que no hablabas de las personas, sino que hablabas de ti. Tú eras la persona rota. Yo, al principio, no reparé en mi papel. ¿Soy yo una tirita?

Al parar el tiempo, me di un momento a mí misma para pensar fríamente sin que tu voz me ofreciese un calor difícil de rechazar. Al parar el tiempo pensé en mí, no sólo en ti. Pensé en mí y pensé en las tiritas. Pensé en ti y pensé en la gente rota. Pensé en mi frío y en tu calor.

Y, entonces, me di cuenta de que no me importaba.

Si no era más que la tirita que necesitabas en ese momento no me importaba demasiado. Nuestras canciones se llevaban bien y todavía nos quedaban un par de libros por compartir. El hecho de que fuese sólo una tirita oademás una tirita no me importaba realmente.
Fuese lo que fuese, sería.



- ¿Vainilla?
- ...
- ...
- Estoy aquí.

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