martes, 30 de octubre de 2012

Borradores que dejan migajas de pasos borrados



Había llegado tarde, como siempre. Metió las manos en los bolsillos de sus pantalones y miró sus pies. Mientras mascaba chicle con desgana, alzó la cabeza y miró la luna. Allí estaba, redonda y enorme. Se encogió de hombros y comenzó a caminar.
Sus pensamientos viajaban a velocidades imposibles y en ellos sólo había una persona: Amelia. Su color de pelo, su olor a flores silvestres, su voz. Y él había llegado tarde.

( Extremoduro + The Mission )


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Abrió los ojos. La oscuridad besaba sus labios y lamía su piel.

Abrió los ojos. Mientras sus ojos se acostumbraban a la falta de luz comenzó a analizar el sitio donde estaba, no podía recordar nada. Había ido a por el coche y después.... nada. Había salido del trabajo, había ido a por el coche y después... nada. Su mente estaba bloqueada. No podía recordar lo que pasaba.

- Despierta...

Un escalofrío atravesó su cuerpo y notó frío. Todo olía a hierba húmeda y metal. Notaba el cuerpo entumecido y dolorido; ¿qué había sucedido? Intentó moverse pero algo se lo impedía, tanto sus muñecas como sus tobillos estaban atados. Estornudó. Hacía frío y tenía miedo. Tranquila, Alice, tranquilaPiensa. Fue entonces cuando comenzó su forcejeo. Intentaba separar una mano de otra, aflojar las ligaduras. Si al menos pudiese ver algo... Si pudiese encontrar una piedra afilada... Conforme se iba cansando, su desesperación crecía.

¡Vamos! - entre jadeos y forcejeos la cuerda fue cediendo. En el momento en que sus manos fueron libres, deshacerse de la prisión de sus tobillos fue mucho más sencillo.

- Despierta...

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